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Cómo afrontemos nuestra respiracion, nos afectara toda la vida

James Néstor, autor del best seller “ Respira” nos cuenta en primera persona, los efectos de una mala respiración desde su infancia.

El paciente informó que había crecido en un entorno moderno en un barrio residencial, le habían dado biberones a partir de los seis meses y lo habían alimentado con potitos. La falta de masticación asociada a esa dieta blanda dificultó el desarrollo de sus arcos dentales y de las cavidades sinusales lo cual condujo a una congestión nasal crónica. A los 15 años el paciente subsistía mediante comida altamente procesada aún más blanda, consistente mayoritariamente en pan blanco, zumos de frutas edulcorados, verduras en conserva, bistec congelados, bocatas con queso, tacos de microondas, pastelitos. Su boca estaba tampoco desarrollada que no podía alojar sus 32 dientes permanentes, incisivos y caninos crecieron torcidos, lo cual requirió extracciones, ortodoncia, contenciones y un aparato extraoral de refuerzo . Tres años de ortodoncia empequeñecieron aún más su boca ya de por sí pequeña, de modo que la lengua ya no encajaba bien entre los dientes. Cuando la sacaba, lo cual hacía a menudo, en los lados se veían unas marcas signo de que anticipaba roncar. A los 17 le arrancaron cuatro muelas del juicio impactadas, lo cual redujo aún más el tamaño de su boca Al tiempo que aumentaba su probabilidad de desarrollar el atragantamiento nocturno crónico conocido como amnesia del sueño. Al llegar a la veintena y a la treintena, su respiración se volvió más laboriosa y disfuncional y las vías respiratorias que le obstruyeron más. Su cara siguió un patrón de crecimiento vertical que le hizo desarrollar ojos caídos, mejillas blandas, una frente inclinada y una nariz prominente.
Esa boca garganta y cráneo poco desarrollados y atrofiados, desafortunadamente son los míos. Estoy tumbado en la silla de exploración del centro de cirugía de cabeza y cuello del departamento de otorrinolaringología de la Universidad de Stanford mirándome a mí mismo, mirando dentro de mí. Durante los últimos minutos el doctor Jayakar Nayach, experto en cirugía nasal y sinusal, me ha estado metiendo con cuidado una cámara endoscópica por la nariz. Se han entrado tanto en mi cabeza que la cámara ha salido por el otro lado, en mi garganta. No es un crucero placentero. 25.000 trillones de moléculas hacen una misma travesía 18 veces por minuto, 25.000 veces. He venido aquí para ver, sentir y aprender por donde se supone que ese aire va a entrar en nuestros cuerpos. Y he venido para decir adiós a mi nariz para los próximos 10 días. Durante el siglo pasado, la creencia predominante en la medicina occidental era que la nariz era más o -1 órgano secundario. Se creía que debíamos respirar por la nariz dentro de lo posible, pero que si no se podía, No pasaba nada, para eso estaba la boca. Muchos médicos investigadores y científicos todavía defienden esta posición. Hay 27 departamentos en los institutos nacionales de salud de Estados Unidos dedicados a los pulmones, los ojos, las enfermedades de la piel, los oídos, etc. La nariz y los senos no están representados en ninguno de ellos. Nayach cree que esto es absurdo. El es el jefe de investigación rinológica de Stanford. Dirige un laboratorio de renombre internacional centrado exclusivamente en comprender el poder Oculto de la nariz. Nayach ha descubierto que esas dunas, Estalactitas y ciénagas que hay dentro de la cabeza humana orquestan múltiples funciones para el cuerpo. Funciones vitales. Nayach tiene especial reverencia para con la nariz, que cree que en buena medida es una parte del cuerpo malentendida y minusvalorada. Por eso le interesa tanto ver qué le ocurre a un cuerpo que funciona sin una nariz. Y eso es justo para lo que me trajo aquí. A partir de hoy, pasaré las próximas 250.000 respiraciones con tapones de silicona bloqueándome los orificios nasales y con cinta quirúrgica encima de los tapones para impedir que entre o salga de mi nariz ni siquiera una mínima cantidad de aire. Respiraré solamente por la boca un experimento cruel que será agotador y horrible, pero que tiene un objetivo claro. Un 40 % de la población actual parece obstrucción nasal crónica y cerca de la mitad de nosotros respiramos habitualmente por la boca: mujeres y niños Son quienes lo sufren más. Hay muchas causas: del aire seco al estrés de la inflamación a las alergias de la contaminación a los fármacos. Pero gran parte de la culpa como pronto descubriré, puede atribuirse al edificio en decrecimiento constante que hay en la parte delantera del cráneo humano. Cuando la boca no crece hasta ser lo suficientemente ancha, el paladar tiende aumentar hacia arriba y no hacia fuera Y de este modo forma lo que se llama paladar en forma de V o arqueado. El crecimiento hacia arriba impide el desarrollo de la cavidad nasal, lo que hace encoger y que afecta a las delicadas estructuras que hay dentro de la nariz. Un espacio nasal reducido provoca obstrucción y dificulta el paso del aire. En conjunto, los humanos tienen la triste distinción de ser la especie más para ponerla de la tierra.

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