El estrés se inicia cuando los irritantes leves se van acumulando o nos sacude un irritante fuerte, entonces aparece el estrés.
En estas circunstancias el estrés actúa como un proceso general de adaptación de los individuos al medio.
El estrés es imprescindible para la vida siempre y cuando cumpla su función principal.
Tenía todo el sentido hace miles de años cuando el ser humano se dedicaba a la caza y éste le alertaba del peligro.
Ahora las adversidades son muy diferentes y las situaciones cotidianas o laborales nos llevan a activar ese mecanismo de estrés sin necesidad de que nuestra vida corra peligro.
Esta situación continuada agota nuestro organismo, deprime nuestro sistema inmune y nos lleva a la enfermedad.
En la actualidad, la falta de entrenamiento de nuestro organismo a situaciones lógicas de peligro, hace que se hayan sustituido por situaciones ilógicas.
Situaciones que a nuestro cerebro le cuesta entender, ( llegar tarde a una cita, no terminar un trabajo a tiempo, no poder colmar los caprichos de nuestros hijos, que alguien hable mal de nosotros) e incluso por las emociones.
Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos del individuo cuando percibe un objeto, una persona, un lugar, un suceso o un recuerdo importante.
Es aquello que sentimos, cuando percibimos algo o a alguien. Son universales y comunes a todas las culturas.
Un peligro lógico, es aquel que se produce por una causa razonable y que desaparece en cuanto lo salvamos o eliminamos.
Un peligro ilógico se produce por la necesidad psicológica de mantener una situación que no depende al 100% de nosotros mismos ( que los demás nos quieran o nos admiren, que nuestra economía no sufra sobresaltos, no enfermar….)
Nuestro estilo de vida genera una expectativa irreal de seguridad.
El haber alejado de nosotros a los animales, ha provocado que ya no nos unamos ante un peligro común y que nos disputemos entre nosotros un tipo de vida cada vez menos sostenible y mas derrochadora de recursos y lo peor, con ansias de acumulación en vez de una distribución equitativa.