Los países incumplen todos los objetivos para frenar la destrucción de la biodiversidad fijados para 2020.
Nuestra falta de madurez es algo antológico. La pandemia y los más de 200.000 muertos en todo el mundo, lejos de servirnos de revulsivo para hacer las cosas mejor, nos han animado a asomarnos al abismo del futuro.
Nuestros hijos tienen ya un futuro muy negro.
Nuestros nietos NO TIENEN FUTURO.
Os animo a leer este artículo para entender la gravedad de la situación.
Respira, resuelve. No imaginas lo que tu respiración puede hacer por ti.
